El reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha puesto de relieve una realidad alarmante: el 71% de los trabajadores del mundo están expuestos a riesgos significativos para su salud debido a los efectos de la crisis climática. Este análisis, basado en datos del año 2020, revela que más de 22,8 millones de lesiones y cerca de 19.000 muertes anuales están directamente relacionadas con esta problemática global. Además, se estima que alrededor de 26,2 millones de personas sufren de enfermedades renales crónicas atribuibles al estrés térmico.

Entre los trabajadores más afectados se encuentran aquellos que laboran al aire libre, como basureros y obreros. Las enfermedades y lesiones más comunes incluyen insolación, agotamiento por calor, calambres, enfermedades cardiovasculares y síncope debido al calor. Esta exposición es especialmente preocupante en sectores como la agricultura, donde más de 870 millones de trabajadores están expuestos a productos químicos, como pesticidas, que contribuyen a la muerte de más de 300.000 personas anualmente por envenenamiento.

Los fenómenos meteorológicos extremos, exacerbados por el cambio climático, también representan una amenaza para la salud de los trabajadores. Aquellos empleados dedicados a labores de emergencia, como limpieza, atención médica y rescate, se enfrentan a riesgos adicionales debido a eventos como inundaciones, tormentas y incendios forestales. Estos últimos, además de su impacto directo en la salud pública, generan contaminantes atmosféricos que contribuyen a unas 860.000 muertes al año, principalmente por cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias.

La exposición a la radiación ultravioleta es otro riesgo significativo para la salud laboral, afectando a alrededor de 1.600 millones de trabajadores. Este factor está estrechamente relacionado con el cáncer de piel, quemaduras solares, lesiones oculares agudas y cataratas, lo que subraya la necesidad de medidas preventivas y protección adecuada en entornos de trabajo al aire libre.

La situación descrita por el informe de la OIT subraya la urgencia de abordar la crisis climática no solo como una cuestión ambiental, sino también como un desafío fundamental para la salud y el bienestar de la fuerza laboral global. Como señala Manal Azzi, jefa del equipo de Seguridad y Salud en el Trabajo de la OIT, garantizar un entorno laboral seguro y saludable es un derecho fundamental de los trabajadores que debe ser protegido y promovido.

En este sentido, es crucial que los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto tomen medidas concretas para mitigar los impactos de la crisis climática en la salud laboral. Esto incluye la implementación de políticas de adaptación y resiliencia, la promoción de prácticas laborales sostenibles y la inversión en infraestructuras y tecnologías que reduzcan la vulnerabilidad de los trabajadores frente a los riesgos climáticos. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podremos proteger la salud y el bienestar de los trabajadores en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático.


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