Una figura que fue aprobada en la pandemia como medida de emergencia ,ante la falta de médicos en aquellas circunstancias, se ha normalizado en Castilla y León.

Mientras las exigencias respecto a la profesión médica son estrictas para ejercer como especialista ,tanto a nivel hospitalario como en el ámbito de la atención primaria ,donde es obligatorio tener la especialidad de médico de familia, en Castilla y León esto se lo saltan a la torera, alegando falta de facultativos, cuya causa son las malísimas condiciones que el SACYL ofrece a los profesionales sanitarios que prefieren irse a otras comunidades donde están mejor tratados.

Cuando nos atiende un médico sin titulo homologado , estamos ante una persona que desconocemos su formación y capacidad para poder atender las situaciones de los pacientes que se le presenten. Sin homologación no hay posibilidad de validar que su formación está a la altura de los especialistas formados con el sistema MIR en nuestro país.

Estaría bien que el Consejero de Sanidad ofreciera mejores condiciones a los profesionales sanitarios en las zonas de difícil cobertura o donde existan dificultades para cubrir esos puestos, con alicientes suficientes para que sean atractivos a las nuevas generaciones de especialistas.Ese es el trabajo que tiene que hacer el responsable de la Consejería de Sanidad.


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